CAPÍTULO 25. El cursillo de preparación al parto.


Al fin, el día tan esperado había llegado. Me desplace al centro de salud donde se impartían las clases y allí fueron apuntando a todas las mamas que se presentaban para recibir el cursillo.
La primera clase que realizaron fue para informarnos de las actividades que íbamos a realizar. Todas eran interesantes por lo que, a cualquier mujer le recomendaría que realizara estas clases si tiene tiempo para ello. Con ellas, te sientes mejor, estas más informada sobre lo que le va sucediendo a tu cuerpo y te hace enfocar el embarazo y la maternidad como una importante etapa de la vida de una mujer.

Posteriormente nos pusieron un video informativo sobre el proceso de gestación. Una vez finalizado este, pasaron a realizar la gimnasia que nos ayudaría a padecer menos dolores de espalda, articulaciones y demás molestias causadas por el embarazo.

Durante aquellos instantes en los cuales realizamos los ejercicios que nos iban indicando la matrona, percibí que en aquella clase había un gran nivel de energía. Mi cabeza captaba todo aquel fluido que daba tan buen ambiente y mucho bien estar.

En aquellos momentos, vino a mi mente el pensamiento de que debería haber allí espíritus dedicados a aquella tarea, ayudando al bien estar de las gestantes.
En todas partes hay espíritus involucrados en diferentes tareas de ayuda y por lo tanto, allí no iba a ser distinto.

Una vez terminados los ejercicios, la matrona paso a explicarnos las diferentes clases de respiración que se podría realizar para ayudarnos a tranquilizarnos, y a que  en la hora  del parto los dolores pudieran ser más leves.
Y terminada la pequeña explicación, paso  a realizar una relajación para todas las mamas que nos encontrábamos allí.

Era una relajación muy especial. Hecha con mucho cariño y asistida por espíritus afines a la tarea desenvuelta allí. La energía seguía constante y envolviéndonos.
Por mi parte, a mi parecer, yo me cargue demasiado de dicha energía ya que una vez terminada la clase sentía un intenso dolor de cabeza. Tal vez me esforcé demasiado en percibir lo que allí sucedía y percibí demasiadas cosas.
Pese a ello, esperaba deseosa que llegara la próxima semana para poder asistir a una nueva clase.