CAPÍTULO 8. La hora de dar la noticia a los amigos.



No paso mucho tiempo desde que éramos conscientes de mi nuevo estado, que mi marido y yo nos vimos obligados a tomar ciertas decisiones.

La alegría de nuestros familiares era tan grande, que la madre de mi marido comenzó a comentar con todo el mundo que estábamos esperando un bebé. Ella, no era consciente de que habíamos decidido decir la noticia a escasas personas, por lo que, este hecho, hizo que nos viéramos obligados a contar nuestro pequeño secreto, ya que el resultado de lo que ella había hecho daba lugar a que la noticia fuera extendiéndose muy rápidamente.
Temimos que nuestras amistades se enterar de la nueva buena por segundas personas y no de manera directa por nosotros. Decidimos que no podíamos retrasarlo más y que esta situación iba a comenzar a complicarse cada vez más, de tal manera que, no dudamos más sobre cuál era el momento oportuno y comenzamos a contarlo a todos nuestros conocidos. Hasta llegar a la pareja que había sufrido el aborto.
A ellos nos fue más complicado sacarles el tema, sentíamos que nuestra alegría sería motivo de tristeza para ellos y no queríamos hacerles sentir mal después de la mala experiencia que habían pasado y las ilusiones que había puesto en aquel bebé no nacido.

Nos costó anunciárselo, pero, al final, todo buen amigo tiene los mejores sentimientos guardados para su prójimo y aunque a veces podamos tener tristeza por nuestra propia situación, al final siempre prevalece el hacer el bien al resto de personas y ser feliz con la alegría de nuestro prójimo.