CAPÍTULO 7. La primera visita al médico.


Al llegar el lunes decidí ir en compañía de mi madre al centro de salud para que me pudieran llevar un seguimiento del embarazo.
Íbamos perdidas en todo momento, no sabíamos a donde debíamos dirigirnos, ni quien nos tenía que visitar.
Yo, solo hacía que pedir a Dios que nos guiara y nos ayudara.
Gracias al plano espiritual primero visite al médico de cabecera, el cual me remitió a la matrona, ya que ella se encargaría de todo el proceso de mi embarazo.

Por suerte, los buenos espíritus nos ayudaron a que aquel día la matrona tuviera un hueco libre para visitarnos.
Antes de ello, pasamos por algunas zonas equivocadas. Primero, equivocándonos de consulta y yendo a parar a la zona de abortos. De manera que en el momento que me preguntaron:
¿Lo que quieres es abortar?... salimos corriendo de aquel lugar. El siguiente error fue que para informarme, llame por teléfono a planificación familiar, los cuales me dijeron que ellos no llevaban esos temas. Y por último, encontramos la consulta de la matrona, pero, entramos antes de tiempo al lugar, ya que esta estaba atendiendo a una paciente y por lo tanto salió muy enfadada a reñirnos por nuestra intrusión.
Pese a todas la pequeñas complicaciones que nos fueron surgiendo a lo largo del día, el mundo espiritual nos hecho un cable y fuimos atendidas por aquella personal.

En la consulta, la matrona me hizo algunas preguntas usuales sobre el tema, tales como
¿Cuándo había sido mi última regla? Más tarde paso a  mirar una especie de tablilla circular en la cual ponía fechas, y según las preguntas que había contestado daba la fecha aproximada de parto y en el periodo de gestación en el cual me encontraba en aquellos momentos.
Para mi gran sorpresa, comento que me encontraba de cinco semanas.
¡Qué alegría! ¡Mi bebé ya tenia cinco semanas!

La matrona, paso a mandarme analíticas y a recetarme calcio y yoduro de potasio. A partir de aquel momento debía comenzar a cuidarme más.
Después de la breve consulta nos dio diferentes fechas para volver y para realizar la primera ecografía.

Al principio yo me quede un poco decepcionada, ya que los periodos de fecha que me habían dado eran muy largos de unos a otros y hasta la próxima visita pasaría bastante tiempo. Me preocupaba el hecho de no saber nada de mi bebé, ni verle en una ecografía hasta que no estuviera de tres meses de gestación.

Decidí tomarme el tema con tranquilidad y confiar plenamente en el mundo espiritual, el cual me cuidaría y asistiría. Y confiando en Dios, nada malo podía pasarnos.